lunes, 24 de agosto de 2009

Batalla de Covadonga (722).

Se desarrolló en el lugar del mismo nombre, situado en el concejo de Cangas de Onís (Asturias, España) a los pies del monte Auseva, venciendo las fuerzas astures acaudilladas por Pelayo a un contingente agareno dirigido por Alqama. Tras esta victoria Pelayo consiguió consolidar una jefatura independiente del poder árabe que en esos momentos controlaba la mayor parte de la Península Ibérica, cuya ulterior evolución daría origen al Reino de Asturias. Se inicia así la llamada Reconquista, que abarcará desde este mismo año (722) a 1492 con la toma de Granada.
Conste como dato que en el S. XIX se llegó incluso a negar la existencia de dicha batalla, auspiciada por la ausencia de crónicas y la puesta en duda de las existentes. Y es que en la Alta Edad Media el objetivismo no era el punto fuerte de los cronistas (y hoy en día también, a mi entender).

El origen de Pelayo.
Este tema es objeto de notables controversias, costando aceptar que los astures aceptasen como caudillo a un noble godo veinte años después de haberse revelado contra los visigóticos durante el reinado de Wamba. La crónica Albeldense no incluye la genealogía detallada de Pelayo pero se le atribuye un origen godo presentándolo como descendiente de un dux Favila.


Por otra parte, varias crónicas de la época (cristianas y musulmanas) dan fe del carácter hegemónico en cuanto a poder y dominios de Pelayo lo que se suma a las dilucidaciones de los cronistas musulmanes Al-Akir o Al-Nuwaari, que citan un lugar conquistado por Muza entre los años 712 y 714 llamado Roca de Pelayo que algunos historiadores identifican con el Cerro de Santa Catalina en Gijón, indicando en esta línea que Don Pelayo era en realidad un gobernante local.

El "asno ignorante".
"...Dice Isa ben Ahmad al-Razi que en tiempos de Anbasa ben Suhaim al-Qalbi, se levantó en tierras de Galicia un asno salvaje llamado Pelayo. Desde entonces empezaron los cristianos en al-Ándalus a defender contra los musulmanes las tierras que aún quedaban en su poder, lo que no habían esperado lograr. Los islamitas, luchando contra los politeístas y forzándoles a emigrar, se habían apoderado de sus país hasta que llegara Ariyula, de la tierra de los francos, y habían conquistado Pamplona en Galicia y no había quedado sino la roca donde se refugia el rey llamado Pelayo con trescientos hombres. Los soldados no cesaron de atacarle hasta que sus soldados murieron de hambre y no quedaron en su compañía sino treinta hombres y diez mujeres. Y no tenían que comer sino la miel que tomaban de la dejada por la abejas en las hendiduras de la roca. La situación de los musulmanes llegó a ser penosa, y al cabo los despreciaron diciendo «Treinta asnos salvajes, ¿que daño pueden hacernos?»." (Al-Maqqari Nafh al-tib)...

La batalla según las crónicas de Alfonso III (Crónica de Albelda).

Las tropas musulmanas, que contaban con 187000 hombres alzaron su campamento en frente de la cueva de Covadonga (lugar que recomiendo visitar encarecidamente). El obispo Oppas, dirigiéndose a Pelayo concluye: «juzgo, hermano e hijo, que no se te oculta cómo hace poco se hallaba toda España unida bajo el gobierno de los godos y brillaba más que los otros países por su doctrina y ciencia, y que, sin embargo, reunido todo el ejército de los godos, no pudo sostener el ímpetu de los ismaelitas, ¿podrás tú defenderte en la cima de este monte? Me parece difícil. Escucha mi consejo: vuelve a tu acuerdo, gozarás de muchos bienes y disfrutarás de la amistad de los caldeos».
A estas palabras el noble responde: «¿No leíste en las Sagradas Escrituras que la iglesia del Señor llegará a ser como el grano de la mostaza y de nuevo crecerá por la misericordia de Dios?». [...]
Alqama mandó entonces comenzar el combate, y los soldados tomaron las armas. Se levantaron los fundíbulos, se prepararon las ondas, brillaron las espadas, se encresparon las lanzas e incesantemente se lanzaron saetas. Pero al punto se mostraron las magnificencias del Señor: las piedras que salían de los fundíbulos y llegaban a la casa de la Virgen Santa María, que estaba dentro de la cueva, se volvían contra los que la disparaban y mataban a los caldeos. Y como a Dios no le hacen falta lanzas, sino que da la palma de la victoria a quien quiere, los caldeos emprendieron la fuga...


Bibliografía
-La Alta Edad Media.
Jan Dhondt - Historia Universal Siglo XXI - 16ª edición - Madrid, 1971
-España Musulmana (Siglos VIII - XV)
Cronica Albeldense. Madrid, RAH, Colección Salazar y Castro, O-16, fol. 606r-612r y O-15, fol. 57r-61r; Madrid, BN, mss 712, fol. 467-470 y mss 431, fol. 172v-174
Rachel Arié. De la colección Historia de España, dirigida por Manuel Tuñón de Lara. Editorial Labor, Barcelona, 1984.
-Orígenes de la Nación Española. El Reino de Asturias.
Claudio Sánchez Albornoz. Biblioteca de la Historia, Editorial Sarpe, Madrid, 1985.
-Del Islam al Cristianismo. En las fronteras de dos formaciones económico - sociales.
Reyna Pastor Togneri. Ediciones Península, Barcelona, 1975.
-Ignacio Ruiz de la Peña. Artículo Batalla de Covadonga en la Gran Enciclopedia Asturiana (diez tomos),Tomo 5,páginas 167-172. Edición: Silverio Cañada. Gijón, 1981.
-Imágenes de wikipedia.

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