Tal día como hoy, un 15 de febrero, del fatídico año 1898 donde España perdería las últimas reminiscencias de su anterior vasto Imperio un extraño incidente acaeció en el puerto de La Habana. El acorazado estadounidense Maine explosionaba en circunstancias más que sospechosas. Las consecuencias, de sobra conocidas, acabarían por determinar la debilidad y decadencia de nuestra otrora gran Nación.
Surge la prensa amarilla, auspiciada por grandes plumas periodísticas como Pulitzer, Randolph Hearts y demás que convencerán a la opinión pública de la reciente nación de EE.UU. de la conveniencia de la guerra contra España, máxime después del hundimiento del acorazado, que a todas luces fue provocado por los propios norteamericanos, como excusa providencial para atacar los intereses españoles en Cuba, de tal manera como se sospecha de la inoperancia de las autoridades americanas en el ataque de Pearl Harbor en la Segunda Guerra Mundial, u otros sucesos sospechosos y más propios de personajes de los bajos fondos que de una Nación.
No cabe ninguna duda de que la prensa de ambos paises hizo mucho por conseguir que la guerra estallase. En España se menospreciaba a los americanos, a los que se llamaba "tocineros" por su arrogancia y se creía firmemente que la guerra podía ser ganada con relativa facilidad.
Los datos sobre las fuerzas españolas, tanto de tierra como de mar, solían no estar nada ajustadas a la realidad, contribuyendo a confundir al ciudadano que pensaba que la España de finales del siglo XIX era verdaderamente una potencia económica y militar equiparable a otros estados del mundo. Los motivos que llevaron a la prensa española a influir decisivamente en el ánimo de la población a favor de la guerra no están muy claros.
Algunos de los periódicos de la época, sin embargo, estaban directamente controlados o al servicio de la clase social oligárquica que llenaban sus bolsillos con los negocios que desarrollaban en las últimas colonias españolas, por lo que no es de extrañar que al sentirse dichas clases amenazadas en sus intereses económicos debido a las injerencias norteamericanas, la prensa por ellas contraladas o influenciadas tomase el mismo partido.
La población española, cuya inmensa mayoría vivía en la más absoluta pobreza y carecía de la cultura más elemental, llegó a creer verdadeamente todas las falacias que de manera tan irresponsable fueron publicadas; aunque para hacer honor a la verdad no toda la prensa española fue tan inconsciente.
Lo más grave aún fue el hecho de que el propio gobierno alentase la creencia en una fácil victoria, contribuyendo al engaño que llevaría al desastre y al posterior desengaño, pues facilitaban informes falsos sobre el poder militar de la nación.
Y para aumentar la moral y creencia de la población en una segura victoria, constantemente se descalificaba a los norteamericanos tildándolos como pueblo "plebeyo y tocinero, cobarde y felón", al tiempo que se enumeraban y exaltaban los valores patrios con referencias a hechos del pasado, mencionando la tradición militar de los Tercios de Flandes (interesante y completísimo artículo sobre los Tercios) y las defensas a ultranza de Gerona y Zaragoza, así como Numancia y Sagunto.
(Ver Oda al dos de mayo de Bernardo López).
En las innumerables listas navales que los periódicos españoles publicaban para tranquilidad de la población se solían incluir buques que aún estaban en los astilleros sin finalizar y que no entrarían en servicio sino hasta mucho después de concluidas las hostilidades.
El 11 de marzo de 1.898 el gabinete de prensa del Ministro de Marina hacía pública la relación oficial de buques de La Armada en estos términos:
Buques protegidos 17
Buques no protegidos 20
Cañoneros 80
Cazatorpederos 14
Torpederos 14
Transportes, pontones, lanchas torpederas y otros 25
Total 170
Nada más alejado de la realidad.
Sin embargo, la palma se la llevarían los periódicos americanos, quienes en su intento por exacerbar los ánimos de la opinión pública americana no dudaban en inventar las más rocambolescas historias. Entre todos, dos serían los principales rotativos encargados de conseguir que se hiciese realidad el conflicto bélico entre España y los EEUU.
Serían el "World" de Joseph Pulitzer y el "Journal" de William Randolph Hearts, entre los que existía una proverbial rivalidad y odio mútuo.
Desde luego, el factor económico fue uno de los motivos que se escondían en el ánimo de ambos para conseguir que estallase la guerra, pues el incremento en la venta de ejemplares de los dos periódicos fue en aumento a medida que la tensión entre ambos paises crecía.
En 1.895 el "World" tiraba unos 400.000 ejemplares mientras que en 1.899 superaba ámpliamente los 800.000 ejemplares.
Por su parte, el "Journal" editaba en 1.897 unos 750.000 ejemplares que ya en 1.898 superaban la cifra del millón de periódicos diarios.
La llegada del General Weyler a Cuba con el mandato de poner fin a la insurrección motivó el interés de los diarios americanos, que enviaron a sus corresponsales para cubrir los acontecimientos.
El famoso dibujante Remington sería enviado a Cuba por el Journal para que dibujase y escribiese las atrocidades que se cometían en la isla, pero la situación en la misma estaba tan normalizada que terminaría por enviar un telegrama en el que decía:"Todo está en calma. No habrá guerra. Quiero volver". William Randolph Hearts le contestó lo siguiente: "Usted facilite las ilustraciones que yo pondré la guerra."
A falta de algo más interesante que la narración de los enfrentamientos entre españoles e insurrectos, los corresponsales de ambos periódicos se dedicaban a enviar grotescas historias muy alejadas de la realidad.
Con todo y eso, el deseo de guerra entre los ciudadanos americanos no crecía, por lo que a finales de 1.897, Hearst recibe un presente insospechado: una desafortunada carta que el embajador español Dupuy de Lôme enviaba a un amigo en España, y que es sustraída por un revolucionario cubano que inmediatamente se la haría llegar al magnate americano.
Tal carta es publicada el 9 de febrero de 1.898 y en ella el embajador español calificaba al presidente McKinley como "débil instrumento de la canalla y, además, político de baja estofa".
La indignación de los norteamericanos fue notable, pero el agua que colmó el vaso estaría por producirse: el hundimiento del Maine, el tan ansiado acontecimiento que hiciese irremediable la guerra. Este hecho dio la oportunidad a ambos editores de azuzar a sus compatriotas contra España y alentarles para exigir la guerra.
Al día siguiente del incidente el "Journal" publicaba el siguiente titular: "El Maine partido en dos en La Habana por un infernal artefacto del enemigo." Este periódico no dudó un instante en mostrar a España como culpable: "En opinión de los oficiales de la Armada, la destrucción ha sido provocada por una mina española".
Por ello, llegó a ofrecer hasta la suma de 50.000 dólares a quien pudiera aportar el más mínimo indicio sobre los autores de tan trágico suceso, popularizando al mismo tiempo un lema: "Recordad al Maine y al infierno con España".
Cada mañana los americanos amanecían con un nuevo titular,si cabe más rocambolesco y pérfido que el anterior.
La vida de William Randolph Hearts sería llevada al cine en una producción titulada "CIUDADANO KANE", algo que éste intentaría por todos los medios evitar, mas sin conseguirlo. La película sería un gran éxito.
La rivalidad entre William Randolph Hearts y Joseph se ve aumentada tras un incidente con un dibujante asalariado de Pulitzer.
Randolph Hearts conseguiría hacerse con los servicios de este empleado, que continuaría en su nuevo trabajo realizando la misma tira cómica que realizaba en su anterior periódico, titulada "El Chico Amarillo", con la que se dedicaba a ironizar sobre diversas cuestiones. Esta tira era una de las más celebradas por los lectores americanos, por lo que Pulitzer contrataría un nuevo dibujante y también mantendría a su "Chico Amarillo".
De esta manera los dos periódicos sensacionalistas de mayor tirada en EEUU tendrían un "Chico Amarillo", lo que daría motivo para que desde el "New York Times", un periódico al menos algo más serio y riguroso, bautizase a ambos rotativos como "prensa amarilla".
Desde entonces, la prensa sensacionalista se conoce con tal sobrenombre.
La entrada en guerra de los EEUU. contra España va precedida de tres factores a tener en cuenta:
1-Una intensa propaganda previa que tiene como objetivo movilizar los sentimientos de la población, campaña que es promovida principalmente desde instituciones privadas y no desde el Estado.
2-La existencia de una comprometedora carta escrita por el embajador español que sería utilizada propagandísticamente para fomentar los deseos y la necesidad de una guerra contra España.
3-El hundimiento del buque americano con grandes pérdidas de vidas, un hecho confuso que los propios americanos contribuyeron a hacer aún más oscuro.
La participación norteamericana en la 1ª Guerra Mundial curiosamente se produciría con hechos muy similares: propaganda incesante, la existencia de un telegrama alemán en el que se intentaba involucrar a México en un ataque a los EEUU y con el hundimiento de un navío, el Lusitania.
Mientras, en España, una vez iniciadas las hostilidades algunos rotativos se encargaron de minimizar los reveses sufridos aumentando al mismo tiempo las pérdidas causadas a los norteamericanos.
En fin, que la irresponsabilidad de "la prensa criminal del perro chico y de la mentira" como la definió Miguel de Unamuno, de los gobernantes y de una gran mayoría de la cúpula militar arrastraron a todo un país camino de una rápida y dolorosa derrota.
Síntesis del hundimiento del Maine:
El 25 de enero de 1898, después de importantes movimientos navales norteamericanos alrededor de la isla de Cuba, fondea en el puerto de La Habana el acorazado USS Maine. El capitán general Blanco se encuentra ausente de visita en Júcaro así es que el capitán del buque pide hora al capitán general interino González Parrado para cumplimentarle.
El gobierno español es consciente de la importancia de esa visita e intercambia mensajes frecuentes con su representante en Washington, Dupuy de Lome y con las autoridades en La Habana. El 28 de enero La Correspondencia Militar revela que el cónsul norteamericano en La Habana, Fitzburgh Lee, había indicado a su gobierno, tomando como pretexto los incidentes ocurridos en La Habana el día 14 de enero (Reconcentrado llamó a capitanía general refugio de granujas y varios militares asaltaron el periódico). Surge pues la conveniencia intrínseca de tener preparados en el Golfo de México a unos cuantos buques de guerra por si fuere necesario intervenir para proteger los intereses norteamericanos.
Las maniobras navales y la concentración de buques en la isla de las Tortugas fueron la consecuencia de esa sugerencia de Fitzburgh. En Madrid, y a insistencia de los militares, el gobierno decide corresponder a la visita "amistosa" del Maine a La Habana enviando al crucero Vizcaya en visita de "cortesía" a Nueva york. La orden es casi simultánea con otra cursada a los destructores Furor, Terror, Galeón, Plutón, Asor y Rayo de partir para la Habana.
El ministro de Estado, Señor Grullón informa al embajador de Estados Unidos en Madrid, Señor Woodford de la visita del Vizcaya, pero el gobierno norteamericano utiliza la oportunidad para encargar seis nuevos destructores para su flota. La Correspondencia Militar vuelve a la carga el 31 de enero y señala que "en Estados Unidos se ultraja a España amparando a la Junta Revolucionaria de Cuba", y que "en territorio norteamericano tienen su sede asociaciones y publicaciones que apoyan a los insurrectos cubanos, y que de Estados Unidos parten expediciones armadas contra Cuba, para finalmente recordar el mensaje del presidente McKinley en el que se sugería la posibilidad de intervenir en Cuba para acudir en apoyo de las poblaciones concentradas a la fuerza.
Otro buque norteamericano, el USS Montgomery, visita Santiago, mientras que un oficial llamado Browningshield visita la ciudad de Matanzas y dice a la prensa que allí se encuentran concentradas unas 24000 personas sin abrigo ni comida. A principios de febrero La Correspondencia Militar y una parte de la prensa se vuelven a mostrar beligerantes y acusan al gobierno de improvisación por haber enviado al Vizcaya en solitario, sin escuadra, y anuncia que se pondrá remedio y se enviará a una escuadrilla de torpederos.
Rafael Gasset publica en el imparcial (6-2-1898) un artículo en el que señala que desde Cánovas existía un statu quo naval entre Estados Unidos y España, pero que éste fue violado por Estados Unidos al enviar al Maine a la Habana y a otro barco a Lisboa, como advertencia a Madrid.
En ese ambiente prebélico La Correspondencia Militar del día 8-2-1898 elogia el artículo citado de Rafael Gasset, pide guerra a muerte a los norteamericanos y añade que "si el gobierno no quiere ir a la guerra, deje el puesto a otros hombres que la aceptarían gustosos para salvar a la Patria con el concurso del Ejército". Pero La Correspondencia Militar no solo hace gala de un militarismo poco frecuente incluso en ese final de siglo XIX si no que también la hace de un imperdonable desconocimiento de las realidades militares de España y Estados Unidos.
Otro artículo del día 9-2-1898 advierte que "Los Estados Unidos no disponen de ejército... Sus soldados no son soldados... Su Armada es tan escasa como deficiente... El temple de sus marinos no está probado, mientras que el nuestro se probó en Trafalgar y en el Callao". Mientras que en poco tiempo el Almirante Cervera, en un estudio comparativo de las respectivas flotas (Ver Las flotas de Estados Unidos y de España), remitido a sus superiores debería haber enfriado esos entusiasmos ignorantes de La Correspondencia, el presidente norteamericano encarga al Capitán Goodrich, presidente del Colegio Naval y Militar, un plan en caso de guerra con España. Fingiendo ignorar esos planteamientos, la Capitanía General de la Habana ofrece una recepción a los oficiales del Maine, encabezados por su Capitán Sigsbee y el cónsul Fitzburgh.
Como anécdota curiosa, el puntilloso administrador de la aduana de La Habana pregunta a sus superiores si procede cobrar derechos de aduana por las provisiones que trae el acorazado Maine y que ya transporta hacia La Habana el torpedero Cushing, enviado por el gobierno norteamericano con armas y víveres.
El día 14 de febrero, el mismo de la llegada del Cushing, los servicios de inteligencia de la Presidencia informan a sus superiores que en un vapor de línea procedente de Tampa, y con nombre supuesto, ha llegado a La Habana el corresponsal del Journal, C. Decker "yanqui que ayudó a la evasión de Evangelina Cossío".A las 21:35 o 21:40 horas –según los testimonios, del 16 de febrero estalla el acorazado Maine, dando lugar con ello al inicio de la guerra hispano-norteamericana que concluirá con la pérdida de la última colonia americana de España.
El corresponsal del periódico Imparcial, Domingo Blanco, autorizado junto con otros periodistas por el General Manterota a acercarse en botes al lugar del suceso, enviará la siguiente descripción a su periódico: "El barco americano se hundió inmediatamente de proa, levantando la popa que iba hundiéndose a medida que iban ocurriendo las siguientes explosiones..Sin la circunstancia referida de ser muy resistente su blindaje, hubieran ocurrido muchas desgracias porque el Alfonso XII estaba casi tocando con el Maine.."
"La llamarada que siguió a la explosión fue producida por una bomba de las que se usan para hacer señales... En la proa tenía su dormitorio la mayor parte de la marinería... El incendio corrió rápidamente hacia la popa a pesar de que no soplaba viento alguno..Los cadáveres presentan horrendas quemaduras y espantosas maceraciones. Muchos tienen mordeduras de tiburones...
Los oficiales supervivientes -24 de 26- se refugiaron en el mercante City of Washington que estaba algo más alejado del Maine que el Alfonso XII... Las quemaduras eran tan horrorosas que al ser recogidos por los españoles lanzaban terribles lamentos... "
De una tripulación de 355 hombres perecieron 266. El Imparcial publicó las impresiones recogidas de inmediato por su corresponsal Domingo Blanco entre los supervivientes. Un marino le dijo: "Sentir el ruido, quedarme sordo, y encontrarme en el agua fue todo uno. Sonó la explosión y sólo sé que conmigo cayó al agua un pelotón de hombres... "Sin acusar directamente a España, los corresponsales norteamericanos en La Habana dejarán claras en sus crónicas sus dudas sobre el carácter fortuito de la explosión.
Mucho se escribió aquella noche, en los días siguientes y en los años venideros sobre el origen de la explosión del Maine, aún no aclarado. Sea lo que fuere, lo único válido para la historia siguiente es que dio origen a la guerra hispano-norteamericana y con la derrota española, a la salida de España del grupo de naciones imperiales de primera fila. Estados Unidos envió al USS New York, uno de sus mejores cruceros, a La Habana en sustitución del Maine.
En medio de esos ánimos caldeados llegó a Nueva York el día 18 de febrero el crucero Vizcaya, al que sorprendentemente el gobierno español no ordenó cambiar de rumbo. La prensa de Nueva York soliviantará a la población contra el crucero español y algunos periódicos llegan a escribir que si estallan las hostilidades estando éste anclado en el puerto, el Vizcaya puede hacer pasar muy malos momentos a la ciudad.
Los ciudadanos de Nueva york envían cartas al ministro de la Marina, Mr. Long protestando por la presencia del Vizcaya y amenazando con volarlo, pero el 23 de febrero el Almirante Bunce y el general Merritt visitan el Vizcaya en devolución de la visita que hicieron las autoridades españolas de La Habana al Maine.
A las 21:35 o 21:40, según quien lo precise, del 15 de febrero estalla el acorazado Maine. El corresponsal del periódico El Imparcial, Domingo Blanco, autorizado junto con otros reporteros por el General Manterola a acercarse en un bote al lugar de la tragedia, la describe así: "Del Maine sólo quedan fuera del agua restos de la popa y un pedazo de palo.
Características del Maine:
Acorazaso de Segunda Clase
Desplazamiento: 6,682 toneladas.
Largo 319' ( metros)
Bao 57'
Calado: 21' 6''
Velocidad: 17 Nudos
Tripulación: 392.
Armamento: Cuatro 10'', Seis 6'', Siete seis libras, ocho de una libra y cuatro tubos de torpedos de 14"".
Clase: Maine.
El primer Maine, un acorazado de Segunda Clase, fue fabricado en el Astillero de la Marina en New York el 17 de Octubre de 1888 y botado el 18 de Noviembre de 1889. Patrocinado por la srta. Alicia Tracy Willnerding, nieta del Ministro de Marina Benjamin Tracy. Comisionado el 17 de Septiembre de 1895.
Fuentes:
http://www.domingodelpino.com/bodeguita/articulos/maine.html
wikipedia.org
Enciclopedia Microsoft Encarta
http://sabaneque.blogspot.com/2008/06/el-cnsul-de-sagua-y-evangelina-cosso.html
http://www.ladruida.com/Foto-historia/1898maine.jpg (foto del hundimiento)
http://www.eldesastredel98.com/capitulos/prensa.htm
"España y el Maine" , 1910, de J.M. Fuentealvilla
"Conspiración Maine", 2006, de Mario Escobar Golderos.
"El Maine y la Guerra de Cuba", 2007, de Ryckover.
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