viernes, 30 de abril de 2010

La lengua de Pajín (y otras).

Pasada la representación o coreografía titiritera en el Senado, sus absortas señorías aprueban que se hable en lenguas vernáculas. Somos país de cultura plural, ahí radica su riqueza pero también su atavismo. no nos desembarazamos de nosotros mismos, de lo peor, de utilizarlo todo como arma arrojadiza. Ahora se vuelve con su utilización política, sectaria, partidista. El viejo senador de Vilalba blasona que lecciones de galleguidad no se las consiente a nadie. Con razón. Cada uno siente su identidad como le venga en gana, lejos del adoctrinamiento pseudo neonazi del Gobierno que en mala hora nos regenta, si es que el vocablo lo tomamos con menor intensidad de la real. Nadie tiene potestad para dar lecciones de nada y tal vez de muchas cosas a la vez, empezando por valores, dignidad, respeto y otros muchos que por las bocas de nuestros jerifaltes, junto a sus actos, tales palabras son mancilladas.

Las lenguas no se imponen, se hablan, se sienten, cumpliendo la función para la que nacieron, comunicarse, siendo vías del conocimiento inherente a la raza humana. La lengua es respeto, tolerancia, puesta en común, acercamientos de ideas y discrepancias.

Lamentable es el espectáculo dantesco que algunos llevan dando desde hace algún tiempo. Máxime si para ello emplean una sinrazón que se llama violencia verbal y física, insulto y agresión. Esos, paladines de nuestra libertad, acólitos del radicalismo, de la negación. Por encima de las ideas y los pensamientos están las libertades y los derechos, a manifestarse, a expresarse, e incluso a debatir enconadamente. Jamás la violencia puede triunfar, es el fracaso de una sociedad democrática, plural y libre.

Unos y otros llevan tiempo enfangados en lo que en la hora de la verdad debe transarse, dejarse también a la libertad radical de cada individuo de hablar como prefiera. No se trata de relegar, tampoco de mirar al pasado y las "largas noches de piedra".

Conocer y comprender varias lenguas es riqueza para uno mismo, encasillarse o enrocarse al conocimiento lo empobrece todo. Y mientras sigamos en abierta cruzada hacia el español seguiremos empobreciendo nuestro país, nuestra cultura. Pero está es la puta España con sus vicios seculares. La España capaz de lo mejor (casi siempre en relación a sus gentes) y la España capaz de lo peor (como el insulto a la inteligencia de las personas de Pajín y cía.)

Pero siempre se encuentra algún justo en Sodoma. Kaput.

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